Hace poco fue el cumpleaños de una amiga y me acordé que tenía la felicitación del año pasado guardada porque no se la pude enviar. Es de esas tarjetas de una sencillez absoluta pero que cumplen perfectamente su función y te sacan de cualquier apuro.
La tarjeta es muy minimalista pero creo que queda muy mona y elegante.
Todo esto solo venía a introducir el tema del quilling, una técnica que al principio piensas que va a ser complicado pero que cuando te pones no puedes parar de hacer flores y figuritas. La verdad es que tener una pequeña colección de flores de quilling es un recurso muy socorrido a la hora de hacer una postal de última hora o adornar algo que te ha quedado pobre.
Os dejo otro ejemplo que usé en Navidad.
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