A veces hay proyectos que te hacen especial ilusión y este llevaba meses forjándose en mi cabeza hasta que, como siempre, lo hice a última hora, pero me encanta el resultado.
Este año he decidido que a mis amigas les voy a hacer todas las felicitaciones de cumpleaños temáticas sobre algún lugar del mundo. Así son medio felicitación, medio regalo, yo puedo hacer proyectos que me gusten y huímos de los tópicos. En este caso ha tocado Japón. A mi amiga le encanta la cultura japonesa y como le debía unos cuantos años de tarjetas de cumpleaños, se merecía algo especial.
El paisaje japonés del fondo proviene básicamente de este archivo de Freepik aunque hubo que modificarlo un poco y simplificarlo para adaptarlo. Os aviso desde ya, que si lo convertís en svg y lo abrís desde el Silhouette Studio, os van a salir una cantidad ingente de capas y trazados que en Illustrator a mi no me salían. Bueno, o tal vez solo me pasa a mi, pero más vale avisar.
Las garzas y la pagoda son de este otro archivo de Freepik. ¿Se nota que me encanta esa web, verdad? Y luego le añadí unas olas para dar un poco de movimiento al mar. La gracia es que para no dejar el mar vacío pensé en poner un pez, pero como no ha habido manera de decidir cómo ni dónde ponerlos, al final los he dejado sueltos, se sujetan con las olas que sólo pegué por la parte de abajo para darles más movimiento.
Para el exterior tenía muy claro que tenía que haber una muñequita kokeshi y una rama de cerezo cruzando la parte de arriba. La kokeshi es un dingbat que podéis descargar de Dafont, tiene varios diseños y son una auténtica monada. De hecho los he visto usados en chapas que están a la venta. Los dingbats son una manera maravillosa de encontrar diseños pero a veces son un poco complicados de trabajar con ellos. En este caso, al ser tan pequeña, recortar las piezas del kimono fue un suplicio, pero la manita que sujeta el abanico es tan diminuta que la tuve que acabar pegando con ayuda de un alfiler.
La rama y las flores son la parte más resultona del diseño pero también la que requirió más paciencia. No os dejo archivo porque una rama y una flor de cerezo la podéis encontrar en cualquier sitio, no tienen más misterio. En este caso la flor es siempre la misma pero en tres tamaños diferentes. Las corté en cartulina blanca y después las pinté una a una con acuarelas: un tono más aguado para el exterior y un color más intenso para el centro. Finalmente, para darles volumen, usé un buril sobre una base de espuma y la verdad es que quedaron bastante monas. No son perfectas, ni mucho menos, pero me gustaba que fuesen todas diferentes.
Una de las ventajas de este laborioso proceso la descubrí una vez acabada, cuando me entró la preocupación de «¿y cómo envío yo ahora esto sin que se aplasten todas?». Pues al haberse mojado y secado, la verdad es que quedaron bastante endurecidas y aunque las toques con el dedo no se doblan, han quedado acartonadas y, afortunadamente, llegaron a destino sanas y salvas como podéis ver en estas preciosas fotos de @petitamorti.
¡Da gusto que te manden fotos tan bonitas de tus trabajos! :D
Espero que os guste y si hacéis alguna parecida ¡me encantaría verla!
Una maravilla, me encanta. ¡¡¡Qué paciencia, hija, es admirable!! En realidad ya lo has demostrado en muchísimas ocasiones.
A mí si me copian aunque sea una décima parte de esta tarjeta voy y le tiro de los pelos, jajajajajajaja.
Gracias Carmen. Ya se sabe que hay gente pa tó.
Qué currada de tarjeta! Me encanta la cantidad de detalles que has añadido, te ha quedado realmente bonita!
¡Gracias Gemma! Viniendo de ti es todo un halago, ya sabes que me encantan tus diseños.